No así...



Ya son demasiados días sin ti, creo que perdí la cuenta el día que fui consciente que me estaba haciendo daño... eso de seguir tachando fechas en el calendario hasta que volvieses. No vas a volver, lo sé. Los dos lo sabemos. Y por ese motivo no vale la pena vivir en una cuenta atrás que nunca termina. 


No vas a volver, nunca. Tal vez nunca estuviste, no del todo, no como se debe de estar. Tal vez no aprendiste que se puede dejar huella sin dejar cicatriz, tal vez pasaste por mi vida arrasando con todo y te encargaste de que te recordase el resto de mi vida. Tal vez fui yo la que se encargó de eso. Dos no se olvidan si uno no quiere, y no quería, quería esperar a que regresases a un lugar que dejaste completamente roto, en ruinas, pero que cada pedazo te seguía echando de menos. 


Tal vez por egoísmo, era mejor estar mal contigo que sentirme sola... o eso pensaba, ahora sé que es mucho más triste sentirme sola cuando éramos dos. 

Ahora sé que es mejor estar sola que mal enamorada. Pero es eso, estaba enamorada, y nadie que esté en ese estado mental es capaz de pensar con claridad. Nadie. 
Mi error fue construir mi felicidad alrededor de la tuya, pretender que fueras tu quien me quisiera cuando ni si quiera yo lo estaba haciendo. 


Mi error fue depender de tu sonrisa para sonreír, de tu fuerza para seguir adelante y de tu mirada para ver el camino. Ahora, con el paso de los días se que no hice bien, que me empeñé en aferrarme a ti porque tal vez eras lo único que tenia... O eso creía. 


No sé si fue tu culpa por prometer o la mía por fingir que te creía, solo sé que cuando estaba contigo el mundo dejaba de existir, pero yo también. 


Sé que era feliz entre tus brazos, que eran el perfecto refugio contra todo lo que me hacía daño, menos contra ti. Y que duro eso de que la misma persona que es capaz de llenarte la piel de heridas sea la única capaz de curarlas. Me centré tanto en ti, que cuando nuestro mundo empezó a tambalearse no supe de donde agarrarme para no caer, no me podía creer que fueses tú quien me estuvieses haciendo daño, el que siempre me curaba, el que dibujaba sonrisas en mi cara, el escudo, el que daría su vida por mí... El mismo que me estaba matando. 


Fue entonces cuando me di cuenta que había tirado por la borda, todo lo que tenía antes de que llegases a mi vida, todo, estaba tan ciega contigo que no fui capaz de ver como mi mundo estaba desapareciendo. Y me vi sola, en mitad de un precipicio, sin saber si seguir enganchada a algo que te hace daño o soltar la cuerda y caer al vacío. Al fin descubrí que no hay mas vacío que una persona que no te llena y decidí volver a vivir mi vida, la mía, la que tenía antes de que tú te convirtieses en ella, antes de entregarte todo lo que tenía, antes de dejar de ser yo, por un estúpido nosotros que ni valió la pena. 



No te voy a mentir, a veces aún veo nuestras fotos, las del final, en las que solo sonreíamos con una cámara delante. Se nos veía tan felices, tan enamorados... Ni siquiera recuerdo a aquella chica de las fotos, la que siempre salía mirándote a ti en lugar de mirar el objetivo, mirándote a ti en lugar de mirar que su vida se va a la mierda. 

Ni si quiera reconozco aquella sonrisa ni aquella mirada perdida. No te voy a mentir...a veces aún te recuerdo, de hecho...te pienso todos los días antes de dormir, todos.... Recordando aquello que tuve, y que no quiero volver a tener en mi vida. Nunca más... no así.

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