A mí me dueles tú...



Y qué me iba a imaginar yo
que lo decías enserio...


"Me voy para siempre, hasta nunca"
Que silencio se escucho aquella tarde después de aquella tajante frase. 
Lo hiciste así, porque sabías que... de lo contrario, habría salido corriendo detrás tuyo.
Lo único que me quedaba era verte alejar del mismo modo que un día viniste a mí.

"Olvídame, busca a alguien más y sé feliz" dijiste de ultimo.

Pero me dejaste tantas cosas para recordar...
No se puede olvidara alguien de la noche a la mañana, no se puede si llegaste a amarle hasta el punto de echar tus raíces en él y desear que nunca quisiere arrancarlas.
Tú al parecer, arrancaste las mías...
¿Cómo hago yo ahora para arrancarme las tuyas?
Y es que siempre he admirado a esos que pueden olvidar rápido, que no les duele nada y que no les importa en lo absoluto si les duele alguien.


A mí me dueles tú.

A mí me duelen todas las conversaciones,
todas las canciones que nos dedicamos,
todas las películas que miramos juntos,
todos esos lugares a los que voy sola cuando antes iba contigo,
todas las llamadas de mañana,
todos esos "Sé fuerte, estoy aquí y no te voy a dejar sola",
todas y cada una de las cosas que gastamos intentando querernos y quedarnos...


Una herida se abrió entonces.

Ya no pensaba,
tampoco quería sentir,
pero la vida suele pasar burlándose de mi cuando todo ha terminado, diciéndome algo como...
¡Te lo dije, idiota! y entonces lloro amargamente.
Las noches han cobrado un sentido nostálgico, echando de menos lo que no supo quedarse (tu).

No sé, siempre he pensado que, ojalá nos enamoráramos de alguien que supiese quedarse y que olvidase cómo irse. Que nos amara después de todo.

Que creyera que somos capaces de salir de toda esa devastación que causó nuestra forma de amar: con fuerza, codo a codo y mucha esperanza.
Y es que, no existe otra forma de amar sino demostrando que son tu oxígeno y tus ganas de seguir intentando salvarte a ti mismo

También pienso que nos merecemos  algo mejor que ir recogiendo lo que otros tiraron, algo más que las hojas de los árboles en otoño, algo mas que ir pisándolas.

Yo he cruzado océanos por personas que no intentan cruzar un charco para llegar a mí.
Pero basta de lamentaciones, no puedo reclamárles por lo que hago yo por ellos, porque no se trata de obligarles.
El problema es que cuando las pongo en el plan A, es que yo paso a ser el plan B. Y no, esto no funciona así. Debo aprender a ser mi número uno y mi plan A ante todos. Pero es que llegó un momento en que desee tanto el compartir esos primeros lugares con alguien más que... me olvide de asegurarme que ese alguien también quisiera compartir conmigo, los suyos.

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