... es que eres tú.
Ella me enseño a soñar, a volar con los ojos abiertos y a dormir escuchando su voz... juro que no existe una voz mas bonita que la suya. Aprendí a saltar antes que a caminar porque siempre fuiste columpio además de madre, y yo una niña convencida de que nada podría hacerme daño mientras fueras tu quien me curara la herida al volver a casa. De ella aprendí que ser adulta no significa dejar de tener esperanzas y sueños. Que nunca es tarde para corregir un error, que no hay distancia alguna si los lazos de amor están presentes. Son tantas cosas las que he aprendido de ella que me es complicado distinguir en qué parte me ha ayudado a formarme y que otra parte me he formado yo sola. Pero gracias. Gracias a ella por no irse, por aguantar tanto, por no perder la fé. Por no dejarme sola y por verme crecer. Pero aun más gracias por valorarse, por amarse, por luchar y por salir adelante. Me basta pensar en su bienestar para alejar mi malestar por su ausencia. ...Pero la...