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Carta para mi.

Querida yo de hace 10 años: Estás apunto de encontrar al amor de tu vida. Intenta que no se note demasiado el tamaño de ese universo que te hace sentir en la tripa, podría asustarse antes de tiempo.  Ten paciencia y saborea cada momento, aún les queda tiempo y tienes que memorizar cada detalle, cada gesto… su voz, su manera de dormir, su poca paciencia al despertarse. Vas a cambiar de vida y mentalidad por él… nunca vas a arrepentirte de eso, puedes avanzar sin miedo. Te hará sentir que has nacido para crecer a su lado, que a su lado cualquier ciudad se para y pone en rojo sus semáforos para que le robes uno de esos abrazos por la espalda que tanto le gustan…. Hazme caso, róbale todos los que puedas... queda poco tiempo. Empezarás a pasar cosas por alto, te repetirás a ti misma que él es así… y en fondo sabrás que eso no es una excusa para ser así. Pasarán los años y cad...

Chica Huracán

Te voy a contar un secreto... O quizás varios. No, no sé lo que es querer a medias. O no me importas o daría la vida por ti. No sé si por suerte o por desgracia. No sé quedarme si veo que va a doler. Me alejo de puntillas y sin cerrar la puerta antes de que me pisen los dedos con ella. Tengo miedo a que me hagan feliz... mucho. Después de algo bueno siempre viene la caída. Por el precipicio... de cabeza. Y el impacto es más fuerte que ir con el coche a 200 km/h y pegar volantazo. Sin que salte el air-bag, pero sí los sentimientos. Le tengo fobia a los “Te quiero”, a que no me cojan de la mano en Navidad y a despertarme cada mañana de nuevo con el edredón helado porque no hay nadie a mi lado. No sé lo que pasa cuando te quieren de verdad y el pasado no quema por ambas partes. Le he cogido un pánico terrible a las despedidas, más del que ya tenía, pero sigo adorando las estaciones del año y el hecho de perderme en otra ciudad que no sea la mía... Con climas lluviosos y muy frios. ...

Mi hijo.

Permíteme susurrarte la canción de cuna que la tristeza ahogó en mi garganta cuando fui consciente de que no ibas a poder escucharla. Permíteme recordarte como algo pequeñito que fue capaz de poner patas arriba a  un mundo al que ni siquiera habías llegado a conocer. Permíteme pensar en cómo hubieran sido tus primeros pasos,  en el arco que hubiera formado tu risa,  en cómo hubiera olido tu piel... En cómo serían tus manitas diminutas, y en lo imposible de soltarlas.    Permíteme pensar en lo que daría ahora mismo por haber podido escucharte llorar al llegar a un mundo que no entenderías... Que ni yo misma entiendo.  En lo que daría por ocupar las noches que hoy paso en vela, confusa y frustrada, acunándote entre mis brazos viéndote dormir. Creciendo contigo. Permíteme imaginarme enseñándote que el miedo convierte los caminos llanos en montañas, y que es algo que aprendí tarde.   Hoy tu recuerdo imaginario me...